La epidemia de COVID-19 fue declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una emergencia de salud pública de preocupación internacional el 30 de enero de 2020. La caracterización de pandemia, el 10 de marzo, significó que se había extendido por varios países, o en todo el mundo, y que afectaba a un gran número de personas.
Las estadísticas del coronavirus en el mundo al 9 de noviembre de 2020 alcanzan alrededor de 50.6 millones de infectados, de los cuales 1.1 millones son nuevos casos y 1.26 millones de personas fallecidas. La curva de contagio del virus no muestra síntomas de remisión, y los países que ocupan los primeros lugares en el ranking, están: Estados Unidos, India, Brasil, Rusia y Francia donde los contagios crecen de forma exponencial. China, Vietnam y Nueva Zelanda han contenido el número de casos con estrategias de salud basados en distribuir el número de kits para análisis, detección y tratamiento, compartiendo el conocimiento científico y con medidas rápidas de salud pública destinadas a contener y mitigar la propagación de la enfermedad.
Durante esta pandemia no solo se ha expandido el virus (nCoV-2019) y su consecuente enfermedad (COVID-19); también se ha generado un nuevo panorama social, político y económico que obliga a la mayoría de los países a reconsiderar las políticas públicas en todos los ámbitos de la dinámica nacional. Y es que la salud y economía están interrelacionadas. Una población con buena salud es más productiva y una economía sólida favorece la salud de la población.
El documento que hoy se presenta inicia con un análisis de las condiciones del Sistema Nacional de Salud en las que ingresa la dinámica de contagio de la enfermedad; se ofrece una propuesta de abordaje, con enfoque familiar, comunitario e integral, para la atención sanitaria de la población ante la pandemia. Es importante que se aborde la crisis sanitaria desde la Atención Primaria en Salud Integral (APSI), donde los equipos de salud, con especial relevancia el rol de promotores y promotoras, establecen contacto con la comunidad, mientras se implementa la vigilancia epidemiológica comunitaria y las acciones de rehabilitación basada en la comunidad (RBC).
La segunda parte presenta un cuadro del modelo económico actual de El Salvador, marco con el que se recibe el impacto de la desaceleración de la economía global causada por la virulenta expansión mundial del nuevo coronavirus y su consecuente enfermedad. Finaliza con una propuesta para paliar el efecto y encaminar al país hacia una economía para la equidad social.
El incremento de la deuda pública ha sido la principal medida económica implementada en el marco de la pandemia, por lo que se propone entre las medidas económicas para incrementar los ingresos: la implantación del impuesto al patrimonio a 160 personas, el aumento de la tasa efectiva del impuesto sobre la renta al 30% de mayores ingresos y el combate a la evasión del IVA.
En cuanto al gasto público se propone aumentar la eficiencia del gasto sobre la base de los multiplicadores, aumentar la función de empleador de último recurso y aumentar la inversión pública. Además, es importante renegociar la deuda y diversificar el mercado con LETES y CETES a los hogares.
El propósito del presente documento es brindar a los tomadores de decisión elementos de análisis sobre el contexto social, sanitario y económico de El Salvador, en función de promover las acciones necesarias para mejorar las condiciones de vida de la población.
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