El Fondo Monetario Internacional (FMI) sostiene que el crecimiento en 2020 será mucho menor que en 2019 a causa del coronavirus. Las proyecciones de Oxford Economics a marzo prevén un crecimiento mundial de 2% en 2020, mientras que OECD estima un crecimiento de 2.4%, ambas entidades miden el impacto del coronavirus.
“Nuestro principal socio comercial, los Estados Unidos de Norte América, crecerá 1.9% en 2020 por el impacto del coronavirus, según las proyecciones a marzo de OECD, si extrapolamos este menor crecimiento mundial en la economía salvadoreña, se esperara una ralentización en el crecimiento”, asegura Dr. Óscar Cabrera Melgar, Presidente de Fundación para el Desarrollo de Centroamérica (FUDECEN).
El FMI estimó en octubre un crecimiento de 2.3% para 2020 y FUDECEN estimó en febrero un crecimiento de 1.9%, por el contrario, El Banco Central de Reserva prevé un crecimiento de 2.5%.
Los impactos del coronavirus se reflejan en el canal comercial y el canal financiero. En el canal comercial a nivel mundial se está reduciendo las existencias de bienes a granel, materiales de construcción y productos básicos, se ha roto la cadena de suministros de insumos intermedios que va a tener notables impactos en la economía salvadoreña.
Las importaciones de bienes intermedios al mes de enero de 2020 caen -2.3%, siendo las importaciones de bienes intermedios de la manufactura los que explican la caída con una desaceleración de -6.6%.
Otro impacto negativo en el canal comercial es la reducción de la demanda exportable por nuestros principales socios, Estados Unidos y Centroamérica.
En el canal financiero es necesario evaluar el costo del crédito, que probablemente se aumentará, dado que se prevé un incremento del riesgo de crédito de impago por los hogares y las empresas.
Se requiere que el BCR otorgue liquidez a la economía salvadoreña a partir del encaje legal y medidas regulatorias y de supervisión financiera.
Es innegable que el impacto del coronavirus está provocando choques de oferta y choques de demanda en las economías. El choque de demanda se manifiesta en la reducción de la demanda agregada, va a impactar desfavorablemente en la pérdida de empleos y en consecuencia, una reducción del ingreso disponible de los hogares que van a tender a reducir los gastos de consumo impactando negativamente en un menor crecimiento económico.
Los choques de oferta agregada que se esperan son: menor empleo y personas que deben de cuidar a sus hijos por el cierre de las escuelas. El impacto de la cuarentena puede reducir los turnos de las empresas y con ello la productividad laboral tiende a bajar.
Los sectores con un impacto en el muy corto plazo son el turismo y el transporte (destacando la aviación), habría tambien una reducción de la producción de la industria manufacturera por la interrupción en la cadena de suministro de insumos intermedios y el comercio.
Si en dado caso se originarán caso de coronavirus en el país el impacto de la cuarentena sería más recesivo, dado que implicaría cierre de lugares de trabajos.
Por otro lado, el precio de las exportaciones de café se ha venido reduciendo, cerrando este día (11 de marzo de 2020) con un precio de 112.12 dólares con una caída de -1.9%.
Otro impacto a reconocer en la demanda agregada es la situación de los 2.5 millones de salvadoreños que viven y trabajan en los Estados Unidos de América, puesto que ellos no tienen en su mayoría un seguro médico privado, por lo tanto, los impactos del aparecimiento de caso del coronavirus en Estados Unidos va a impactar en la reducción en el flujo de remesas familiares que representan alrededor del 21% del PIB.
¿Qué políticas debemos de implementar en la economía salvadoreña?
El Estado, a través de la política fiscal puede transferir subsidios a los hogares y desgravaciones fiscales para satisfacer las necesidades, por ejemplo extender el plazo del pago del impuesto sobre la renta para las empresas de los sectores afectados y de los hogares.
La política financiera puede apoyar la movilización del crédito a través de la provisión de liquidez, ya sea mediante el encaje legal o por la suscripción de un préstamo con el FMI.
La política fiscal debe apoyar el aumento en el gasto en salud para ampliar el número de camas, adquisición de equipo médico personal médico y fortalecimiento de las unidades de salud, velar por la eliminación de los incrementos del precio de la canasta básica a raíz de los impactos del coronavirus.
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